Enseñando a los Niños Seguridad Corporal

Madre y niño pequeño hablando en el sofá acerca de la seguridad corporal

Educar a los niños y adolescentes sobre la seguridad corporal implica enseñarles sobre sus propios cuerpos, equiparlos con las habilidades adecuadas para reconocer situaciones o personas potencialmente inseguras y darles el lenguaje para comunicarse cuando se sientan incómodos.

Aprende cómo enseñar a los niños sobre la seguridad corporal—y, en última instancia, ayudar a protegerlos del abuso—de la mano de los expertos en protección infantil del Centro Stephanie V. Blank para Niños Seguros y Saludables. Ten en cuenta que estas conversaciones son más efectivas cuando son continuas y no se abordan como una conversación de "una sola vez".


Cuando empezar a hablar de seguridad corporal

Nunca es demasiado temprano (o demasiado tarde) para hablar con tu hijo sobre la seguridad corporal. Recomendamos hablar con ellos sobre su cuerpo y estar seguros antes de los 3 años.

Aunque los bebés son demasiado pequeños para identificar las partes del cuerpo o comprender el concepto de seguridad corporal, leer libros y hablar sobre estos temas desde una edad temprana puede ayudar a normalizar las conversaciones e infundir confianza en los padres y cuidadores para hablar sobre la seguridad corporal a medida que tu hijo va creciendo.

Cómo hablar con los niños sobre la seguridad corporal

La comunicación continua y abierta es el primer paso para prevenir el abuso infantil y promover relaciones saludables. Estas son algunas pautas para ayudarte a hablar con tu hijo sobre la seguridad corporal:

  • Habla a un nivel que tu hijo pueda entender.
  • Sé abierto y honesto cuando tu hijo haga preguntas y recuerda que está bien no tener todas las respuestas.
  • Incluye temas de seguridad corporal, como la incomodidad o el contacto físico no deseado , cuando hables de seguridad general (por ejemplo, usar un casco o un cinturón de seguridad, estar seguro cerca del agua, etc).
  • Enseña los nombres correctos de las partes del cuerpo. Cuando enseñamos nombres (o apodos) incorrectos, comunicamos que los genitales son vergonzosos o malos, y que es de mala educación hablar de ellos. También puede provocar problemas de comunicación o confusión cuando un niño necesita ayuda de adultos seguros.
  • Dile a tu hijo que te comunique de inmediato (o a otro adulto de confianza) si alguien:
    • Lo hace sentir incómodo.
    • No respeta sus límites.
    • Le pide que guarde secretos.
    • Lo toca de manera inapropiada.
  • Ayuda a tu hijo a identificar al menos a 3 adultos seguros con los que pueda comunicarse cuando no pueda (o no quiera) hablar contigo.
  • Anima a tu hijo a hablar abiertamente contigo. Recuérdale que en la familia no se guardan secretos los unos a los otros, ni siquiera los más pequeños.
  • Enséñale a tu hijo las diferencias entre secretos y sorpresas.

Elogia a tu hijo por decirte cosas difíciles.


La comunicación abierta es el primer paso en la prevención del abuso infantil y promover las relaciones saludables

Enseñar a los niños sobre el contacto físico y los límites puede ayudar a mantenerlos seguros al empoderarlos para que reclamen su espacio personal, enseñarles a reconocer comportamientos inapropiados y alentarlos a alzar la voz y decirles a los adultos seguros si se traspasan sus límites.

Traspasar los límites de un niño puede verse así:

  • Tocar sus partes íntimas, tocarlos que les hagan sentir incómodos o tocarlos con demasiada frecuencia.
  • Animándolos a guardar secretos o presionándolos para que rompan las reglas.
  • Insistir en pasar tiempo a solas o hablar en privado.
  • Comunicarse de manera sexual o mostrar material inapropiado.
  • Dar constantemente regalos o privilegios únicos que se mantienen en secreto o solo se les dan a ciertos niños.

Educar a tu hijo sobre el contacto físico y traspaso de los límites incluye:

  • Animarlo a decidir cuándo y qué afecto físico es adecuado.
  • Recordarle regularmente que puede decir que no a cualquier persona que le haga sentir incómodo, incluyendo familiares y amigos. Trata de ofrecer declaraciones tranquilizadoras:
    • "¿Preferirías dar un abrazo, chocar los cinco o simplemente saludar con la mano?"
    • "No pasa nada si no quieres abrazar. Solo tienes que decir hola".
  • Enseñarle sobre las partes íntimas (es decir, las partes del cuerpo cubiertas por un traje de baño o por la boca).
    • Nadie debe tocar o mirar sus partes íntimas, excepto para mantenerlas sanas, como un médico durante un chequeo. Los médicos nunca deben revisar o tocar sus partes íntimas durante un chequeo sin la presencia de una enfermera o cuidador, y nunca debe ser un secreto.
    • Nadie debe pedirle que toque las partes íntimas de otra persona con ninguna parte de su cuerpo.
  • Recuérdale que el tacto a veces puede resultar incómodo, pero lo mantiene sano, como recibir una inyección en el consultorio del médico.
  • Explicar los signos o señales que nuestro cuerpo nos da cuando experimentamos un contacto físico o una situación potencialmente incómoda, como:
    • Transpiración
    • Aumento de la frecuencia cardíaca
    • Sensación de náuseas
    • Sensación de debilidad, temblor o mareo
    • Dificultad para respirar o falta de aire


Hablar con los niños sobre la pubertad puede hacerlos conscientes de los cambios corporales, reforzar la importancia de los límites y empoderarlos para reconocer y denunciar cuando se traspasan sus límites.

Estas conversaciones cambiarán (y deberían) a medida que los niños crezcan. Esto significa hablar con su hijo sobre la pubertad y los cambios físicos y emocionales por los que pasará su cuerpo a medida que crezca.

A continuación ofrecemos algunos consejos para entablar conversaciones con tu hijo sobre la pubertad:

  • Habla de ello antes de que suceda. Hablar sobre los cambios que ocurren durante la pubertad antes de que comiencen puede ayudar a aliviar las ansiedades, los miedos y las inseguridades de tu hijo. La pubertad puede comenzar en las niñas de entre 8 y 13 años y en los niños de entre 9 y 14 años.
  • Lee libros sobre la seguridad corporal y la pubertad con tu hijo. Esto puede ayudar a que estas conversaciones sean más atractivas y menos intimidantes para todos.
  • Averigua lo que tu hijo ya sabe (o cree que sabe).
  • Infórmate sobre el desarrollo sexual saludable. Los niños a menudo sienten curiosidad por sus cuerpos y los cuerpos de otras personas. Este es un desarrollo sexual normal y saludable. De 1 a 5 años, pueden:
    • Sentir curiosidad por el mundo, incluidos los cuerpos, y miran su propio cuerpo y el de otras personas.
    • Mostrar sus partes íntimas a amigos o compañeros de la misma edad.
    • Tocar sus partes íntimas como un comportamiento tranquilizador, generalmente durante las siestas o a la hora de dormir.

Los comportamientos sexuales de los niños pueden variar de típicos a problemáticos. Si los comportamientos sexuales no se pueden redirigir o no responden a la intervención de los padres, puede ser el momento de buscar apoyo adicional. Aprende sobre las conductas típicas, de precaución y problemáticas en los niños.


Es importante reconocer que enseñar a los niños sobre la seguridad corporal incluye enseñarles a usar el internet y la tecnología de una manera segura. Estas son algunas maneras de ayudar a su hijo a usar las redes cuidadosamente:

  • Habla con ellos sobre su actividad en el internet.
  • Enséñales que cualquier persona en línea que no hayan conocido en la vida real es un extraño.
  • Recuérdales que no deben compartir información personal en línea, incluyendo su:
    • Nombre completo o edad
    • Número de teléfono, dirección de correo electrónico o contraseñas
    • Dirección de casa o ciudad
    • Nombre de la escuela, dirección de la escuela o nivel de grado


Según los CDC, aproximadamente el 91% del abuso sexual infantil es perpetrado por alguien que el niño o la familia del niño conoce. Para ayudar a proteger a los niños del abuso sexual infantil, es importante conocer a las personas con las que interactúan, entre ellas:

  • Familiares
  • Maestros
  • Niñeras
  • Personal del campamento
  • Parejas de citas
  • Familias de grupos de juego
  • Entrenadores y otro personal del programa deportivo
  • Personal de los programas extracurriculares
  • Proveedores de cuidado infantil a edad temprana

Estas son algunas maneras en que puedes ayudar a mantener a tu hijo a salvo de situaciones o personas potencialmente inseguras:

  • Verifica periódicamente y sin previo aviso cuando tu hijo esté bajo el cuidado de otras personas.
  • Este atento a sus interacciones con su hijo.
  • Habla con otros padres y cuidadores cuyos hijos interactúan con las mismas personas.
  • Analiza los antecedentes de las organizaciones y las personas haciendo preguntas como:
    • "¿Cuál es el protocolo para las interacciones uno a uno con los niños?"
    • "¿Cómo se examina al personal para detectar empleos cuestionables o antecedentes penales (antes de ser contratados, anualmente, etcétera)?"
    • ¿Proporcionan capacitación regular para el personal sobre cómo prevenir el abuso y la negligencia infantil?"
    • ¿Tiene licencia del estado el proveedor de cuidado infantil?"


A pesar de que cada niño es diferente, es importante estar atento a los cambios en su comportamiento y a las señales de abuso sexual infantil:

  • Guarda secretos
  • Cambios en sus hábitos de sueño o alimentación
  • Coraje, rabia o llanto más de lo habitual
  • Sabe más sobre el sexo de lo que es normal para su edad
  • Se porta sexualmente o juega con sus partes íntimas más de lo habitual
  • Moja la cama (para niños que ya han sido entrenados para ir al baño)
  • Miedo a estar cerca de personas específicas, ir a ciertos lugares o hacer ciertas cosas

Si estos cambios de comportamiento interfieren con sus actividades normales o continúan después de que le hayas dado a tu hijo orientación y estructura, busca ayuda profesional. Ciertos comportamientos pueden indicar abuso sexual infantil, pero ten en cuenta que también pueden estar relacionados con otros eventos en la vida de un niño, como una muerte, divorcio, una mudanza reciente o un cambio en las escuelas.

Si sospechas que tu hijo ha sido víctima de abuso físico o sexual, es esencial manejar la situación con cuidado. Informa tus preocupaciones de inmediato a las autoridades, establece reglas claras sobre la seguridad corporal y busca ayuda profesional para tu hijo y toda la familia. Si no estás seguro de a quién dirigirte, empieza por hablar con el médico de tu hijo o con un profesional de la salud mental.