Prevención de suicidio en niños y adolescentes

La forma en que hablamos sobre el suicidio y las palabras que usamos son importantes. Ten en cuenta cómo hablas sobre el suicidio.

• Suicidio: Cuando una persona muere como consecuencia de hacerse daño a sí misma con la intención de acabar con su vida.
• Di: Una persona "murió por suicidio" o "puso fin a su vida".
• Evita decir: Una persona "se suicidó" o "cometió suicidio” ya que estas frases solo contribuyen al estigma y tienen asociaciones negativas.
• Intento de suicidio: Cuando alguien se hace daño a sí mismo con la intención de acabar con su vida, pero no muere.
• Ideación suicida: Cuando una persona tiene pensamientos suicidas (que también puede incluir considerar o planificar su suicidio).

Si bien algunas personas creen que los niños que hablan sobre el suicidio solo buscan atención y no "lo harán", eso simplemente no es cierto. Independientemente de la edad del niño, hablar de suicidio o de querer morir no es algo normal. Es una señal de que necesitan ayuda y apoyo inmediato. Tómalo siempre en serio y abórdalo de inmediato.

No existe una sola causa de suicidio, y tener factores de riesgo no significa necesariamente que un niño intentará acabar con su vida. Sin embargo, hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de muerte por suicidio de un niño:

• Haber tenido un intento de suicidio previo
• Tener un familiar o amigo cercano que se haya suicidado
• Sufrir de abuso, negligencia o acoso
• Experimentar una pérdida
• Experimentar aislamiento social
• Falta de apoyo
• Sensación de desesperanza
• Tener antecedentes de impulsividad y/o agresión
• Tener una condición de salud mental, como depresión o ansiedad
• Tener una enfermedad física crónica o dolor
• Tener fácil acceso a armas de fuego, medicamentos, etcétera
• Tener un trastorno por abuso de alcohol o sustancias

Las señales de advertencia pueden variar de un niño a otro, y algunos niños son muy buenos para ocultar las señales (o tratar de hacer que parezca que todo está bien). Si no estás seguro o te preocupa que tu hijo este en riesgo de suicidio, confía en tu instinto y tómalo en serio. Comunícate con una línea directa de crisis o con un profesional de la salud mental lo antes posible.

Estas son algunas señales de advertencia comunes de que un niño puede estar en un alto riesgo de suicidio y requiere intervención inmediata:

• Hablar de querer suicidarse o morir, o de no tener ninguna razón para vivir
• Hablar con frecuencia sobre la muerte o las formas de morir
• Experimentar cambios significativos en el estado de ánimo (deprimido, irritable, extremadamente ansioso, agitado, etcétera)
• Participar en un comportamiento imprudente
• No expresar esperanza para el futuro
• Se siente estancado, vacío o con dolor extremo
• Aumento del consumo de drogas y/o alcohol
• Experimentar cambios significativos en los hábitos alimenticios o de sueño
• Alejarse de los demás
• Ya no hacen las actividades que solían disfrutar
• Regalar pertenencias importantes
• Despedirse

No hay investigaciones que respalden el mito de que hablar sobre el suicidio pone ideas en la mente de un niño o cambia su comportamiento. Ser abierto y honesto sobre el suicidio y la salud mental ayuda a:

• Disminuir el estigma.
• Aumentar el acceso a la atención adecuada.
• Brindar oportunidades para hacer preguntas a los niños sobre hacerse daño o suicidarse para determinar si tienen dificultades o están en riesgo inmediato.

Sí, el suicidio puede ser prevenido. Existe la idea errónea de que si una persona está decidida a suicidarse, nada lo detendrá, pero eso simplemente no es cierto.

Estas son algunas maneras en las que puedes ayudar:

• Enseña habilidades de afrontamiento saludables. Todos los niños necesitan ayuda para aprender a lidiar con sus sentimientos y enfrentar los desafíos de manera saludable. Enseñar a los niños una variedad de habilidades de afrontamiento puede ayudarlos a aprender a manejar sus sentimientos y estrés, así como a hacerlos más resilientes (más capaces de manejar los altibajos de la vida).
• Haz preguntas directas. Cada niño es diferente, así que ten cuidado de no hacer suposiciones sobre cómo se siente en función de cómo está actuando. Por ejemplo, algunos niños pueden parecer felices por fuera cuando secretamente tienen dificultades por dentro. Hacer preguntas directas y abiertas puede ayudar a animar a tu hijo a compartir lo que esté sintiendo.
• Mantén la calma, escucha activamente y valida sus sentimientos repitiendo lo que escuchas y haciéndole saber que lo entiendes y que estás ahí para apoyarlo.
• Toma en serio las preocupaciones y resuélvelas de inmediato obteniendo la evaluación y el tratamiento adecuados. Es normal y de esperarse el obtener apoyo para una enfermedad o lesión física, y lo mismo debería ser cierto para la salud mental. Si no estás seguro o preocupado, no esperes a que las cosas empeoren. Obtén ayuda consultando con un profesional de la salud mental.
• Reducir el acceso a medios letales de suicidio. Si te preocupa la seguridad de tu hijo, limita inmediatamente su acceso a artículos que puedan causar daño o la muerte (ej., armas de fuego y medicamentos sin receta y recetados).

Llama o envía un mensaje de texto al 988 si tú o un ser querido tiene pensamientos suicidas, autolesiones o cualquier crisis de salud mental. También puedes chatear o enviar mensajes de texto para obtener asistencia descargando la aplicación MyGCAL en la App Store. Cualquier pensamiento suicida debe ser tomado en serio.